
Oriol lo dejó muy claro: “
escribid algo y yo haré un diseño ad hoc”.
A priori pensé que eso era actuar
contra naturam, que un
modus operandi similar,
per se, solamente podía responder a una finalidad, engrosar su
curriculum vitae. Pensé de
motu propio en hablar con él, hacer que reflexionase
ex aequo sobre los procesos de creación artística y la producción en masa. El
quid de la cuestión estaba en lograr
ipso facto un replanteamiento
in situ de la situación sin acabar siendo considerado persona
non grata. Hablamos
ex cathedra, vis a vis y sin
lapsus linguae. Yo argumentaba que todo el mundo sabe que no es
conditio sine qua non de trabajar en publicidad estar vomitando diseños por la mañana,
post meridiem y por la noche. Es algo
vox populi. Oriol por su parte argumentó que se trataba de un proyecto más
sui generis, con vocación
urbi et orbi, sin discriminaciones. No alcanzamos ningún acuerdo. Ni
de facto, ni de iure y vice versa. A pesar de todo, tal vez exista un punto en común, los dos pensamos que existe un diseño
per capita. De ser así, que lo haga el traficante de colores.
Ayala se regala
3 Comments:
vaya...os lo habeis currado..!!!está muy chulo
Muy bueno!
mis ojos se regocijan con esta lectura
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